lunes, 31 de mayo de 2010

DÍA UNO: Cuarto de Libra con Queso


¿No les resulta apetecible la imagen que ilustra este post? A mí incluso me produce morbo. En mi primer día del experimento de este mad doctor que les habla, he decidido comenzar por la hamburguesa que se supone que contiene menos carne y calorías del grupo de McDonald´s, repitiendo en la comida y la cena: el cuarto de libra, la única hamburguesa que se come y te da la hora, a la vez. A eso de las 15 horas, cuando el hambre y el calor apretaban, me he acercado al restaurante más cercano, puesto que no me apetecía caminar bajo el lorenzo cegador, he pedido el menú, y mis sueños se han tornado realidad: me han preguntado si deseaba menú grande. Lo malo del asunto es que sólo las patatas y la bebida son gigantes, no así la carne de vacuno, ¡y yo quería mi buen pedazo de vaca, joder!

No obstante, esta hamburguesa no es mi preferida de entre todas las que tengo para escoger, así que mañana me podré deleitar con otros sabores y aromas. Por la noche, la cena ha sido más placentera, debido a la escasez de gente en el local, al terminar mi jornada laboral, por lo que casi me he dedicado a rumiar la carne. Pero a estas horas no me han ofrecido el menú grande, una desilusión. El ketchup y la mostaza han perecido con presteza en combate, y aunque la carne no era la idónea para mi paladar, mi cuerpo se ha quedado a gusto, como cuando aún existía Localia. Por cierto, no se pierdan este interesante artículo que reflexiona sobre el nombre de este menú y la falacia que oculta.

Por la tarde, tras el engullir, me he sentido un pelín fatigado, pero sinceramente, creo que la culpa no es del payaso de marras, sino del asfixiante calor madrileño, que dificulta la respiración y el pensar con normalidad. Ni siquiera he paseado y mi única caminata se ha reducido al trecho que separa mi palacio residencial de mi oficina de trabajo. Poco antes de comenzar el currele, mi culete ha comenzado a hacer gorgoritos, pero me he contenido y los pedetes no han vuelto a aflorar. No me he encontrado hinchado ni nada por el estilo. Parece que el primer día ha sido fructífero, ya que no tengo hambre, me siento bien y la felicidad inunda mi ser. No como el Spurlock, que ya el primer día estaba dudando acerca de lo que estaba haciendo y potaba su menú de manera deshonrosa. Espero que mi noche también sea placentera. Ah, por si a alguien le interesa, la bebida ha sido Coca-Cola; también iré variando los refrescos, por si la culpa es del ingrediente secreto de la chispa de la vida.

Por otro lado, en el McDonald´s, al sentarme, dos chicas me han mirado muy fijamente durante un buen rato. Si al final ligo con esto, juro demandar a los que han perpetrado Super Size Me. Y es que un tipo de comida que motiva el siguiente temazo musical, no puede ser mala:



Por cierto, en ningún momento de la degustación he sentido que estuviera contribuyendo a la globalización, al capitalismo estadounidense, a la alienación de las masas, a la explotación o al ascenso hacia el poder de Ronald McDonald. Como bien aclara este breve artículo:
http://devueltadetodo.blogspot.com/2005/03/mcdonalds.html

domingo, 30 de mayo de 2010

Comienza el descenso hacia el Paraíso


Hace unos meses pude disfrutar al fin del documental Super Size Me, de Morgan Spurlock, tras años teniendo ganas de verlo, pero sin llegar a conseguirlo. Quizá sería por miedo a lo que pudiera encontrar en dicho filme.

Me considero fiel a este tipo de comida, la mejor junto a la de mamá, por ser sabrosa, rápida de preparar y sobre todo, barata. Si la sociedad ve con malos ojos comer en este tipo de restaurantes de fast food, que reduzcan el precio de los menús de los locales finos y de comida "bien vista por la sociedad". Por ello, aunque el documental anteriormente citado me gustó, quedé bastante cabreado con el resultado final, pues me pareció muy manipulado.

Para empezar, cualquier dieta alimenticia basada diariamente en cantidades ingentes del mismo tipo de comida (pongamos, por ejemplo, tomate o boquerones), jamás puede ser sana, ya que el cuerpo humano necesita todo tipo de vitaminas, proteínas y esas chorradas, que no se encuentran únicamente en una clase de alimento, sino en todas. Es por eso que nuestras abuelas y madres siempre se empeñan en comer judías por el hierro, leche por el calcio, carne por las vitaminas o cereales por su fibra. Vamos, que si me dedico a comer jamón durante un mes, sin probar bocado de otros alimentos, seguro que un análisis médico también me dice que algo malo hay en mi interior, a pesar de lo nutritivo que pueda ser el jamón.

En Super Size Me, el protagonista se propone comer solamente en restaurantes McDonald´s tres veces al día (desayuno, comida y cena), durante un mes completo, caminando siempre el mismo número de pasos (unos 5000), que son los que dan los ciudadanos estadounidenses como media. Se autoimpone probar todos los menús del local, antes del final de su periplo, así como pedir el menú gigante, pero sólo si los dependientes se lo proponen. Y todo por unos datos salidos antes del estreno de la película (2004), que alertaban sobre la propagación de la obesidad por todo Estados Unidos; vamos, que el tío lo hizo por ayudar (aunque yo creo que fue por no tener que soportar la horrenda comida de su esposa, vegetariana). Durante dicha experiencia, Spurlock es tratado por tres médicos (un cardiólogo, un gastroenterólogo y un médico de medicina general), que antes del comienzo, le hacen unas pruebas y determinan que su estado de salud es superior a la media. Con el paso de los días y con unos buenos menús en el estómago del tipo, los médicos observan que su salud empeora, hasta el punto de aconsejarle que abandone lo que está llevando a cabo.

El apartado de los médicos es el único que me parece fiable, ya que confío en que sus datos y análisis no hayan sido manipulados por el autor del filme. Sin embargo, la parte que peor lleva Spurlock en su casa es su estado anímico, percibido también por su mujer (que me parece una frígida, todo sea aclarado), pues sufre intensos dolores de cabeza, su vida sexual se resiente, su mal humor aflora constantemente y le cuesta dormir por las noches. Y este es el apartado que no me trago, donde todo me parece superficial, sólo por el hecho de criticar este tipo de comida. Quién sabe, a lo mejor el amigo Spurlock fue pagado por alguna empresa para desprestigiar a McDonald´s y sus ricos menús (que les dan mil vueltas a los del Burger King, por cierto, cuyas patatas son las más sosas del mundo).

En su experiencia personal y espiritual se intercalan imágenes de entrevistas a nutricionistas, niños o consumidores habituales de este tipo de restaurantes de lujo. Por ejemplo, hay un seguimiento a un tipo que va cada día al McDonald´s más cercano a su casa, desde hace años, y el hombre sigue tan sano y feliz, a pesar de consumir siempre la misma hamburguesa.

Por otro lado, intenta demostrar que los ingredientes de la comida rápida provocan la adicción, pero en ningún momento se demuestra fehacientemente. Vamos, que estamos ante un documental maniqueo, en el que no se intenta conocer el otro lado; el fin es incomodar al espectador ante la visión de un McDonald´s y meter caña a esta cadena de restaurantes, y eso lo consigue.

Supongo que mucha gente habrá dejado de ir a McDonald´s tras conocer este documental, así como la salud del tío una vez finalizado el mes de grabación. Yo no. Yo salí reafirmado en mi convicción de que la comida del McDonald´s está bien rica, y al ser barata y asequible, gracias a la cantidad de establecimientos que existen en todo el mundo, los putos ecologistas, los pesados de los vegetarianos y determinadas empresas de alimentación, emprenden feas y deshonestas campañas en contra de la comida rápida, el único salvoconducto para que los estudiantes coman bien y barato, así como los mendigos o los empresarios que no tienen tiempo para preparar un guiso en casa. Pero esos colectivos que intentan herir a McDonald´s saben que tienen la guerra perdida de antemano, ya que el número de gente que acude a McDonald´s y otros similares crece cada día; siempre que pasas delante de uno, está lleno o le falta poco. Somos muchos, somos fuertes y no vais a poder contra nosotros, maltidos engullidores de cardos (¿no son también los vegetales seres vivos, malditos asesinos?).

Pues bien, la finalidad de este blog es desmentir Super Size Me, demostrar que todo en él es una exageración y una manipulación, ya que los productos de McDonald´s tienen el certificado de calidad y salubridad de la Unión Europea (algo que no aparece por ningún lado en la comida del Burger King), cuenta con sus propias granjas de animales y dona dinero a multitud de causas y organizaciones del Tercer Mundo. Si al final les vamos a tener que dar las gracias...

Por supuesto, esto no va a ser una recolección de datos sobre las bondades y pros del McDonald´s, sino un diario en el cual me comprometo a desarrollar la misma actividad que Morgan Spurlock en Super Size Me, con mis propias reglas. Cada día colgaré un post o varios sobre mis comidas en McDonald´s, incluyendo lo que he tomado, cómo me encuentro, si me noto mal o bien, y algún chascarrillo, que nunca vienen mal. Y aunque soy partidario de esta comida y sus múltiples beneficios, prometo no manipular nada, sólo poner los hechos a disposición de los lectores. Si algún día vomito por culpa de esta comida, lo diré; si estoy de mal humor o no puedo dormir plácidamente, también lo diré. No me callaré nada y así cada uno podrá sacar sus conclusiones, una vez acabado el experimento.

Mis reglas son las siguientes, algunas parecidas a las de Spurlock:

- Comer y cenar cada día, durante una semana, en los restaurantes McDonald´s más cercanos al lugar donde yo resido actualmente, esto es, el de la esquina de Montera y el de Gran Vía, el primero que se inauguró en España (voy a formar parte de la Historia, encima).

- No hacer ningún esfuerzo extra durante la semana del experimento, salvo el obligado para el cumplimiento de mi trabajo y el andar hasta el local para comer, claro está.

- Probar todos los menús del restaurante y escoger el menú grande si el dependiente me lo pregunta. Me voy a poner las botas, oiga.

Como veis en las reglas, sólo voy a hacer esto una semana, y me llamareis cobarde. Y yo digo, vuestra madre en bolas. Ahora en serio, en principio llevaré a cabo el experimento durante una semana, escribiendo aquí mi estado y mis impresiones. Si veo que ando bien de dinero para una segunda semana (una financiación me vendría genial) y no he fallecido, continuaré hasta llegar al día 14 del experimento. No obstante, ya en la primera semana, el tipo del docuemental comienza a sentir cambios: en el humor, dolor de estómago, palpitaciones fuertes del corazón, vómitos, falta de sueño... Y no me tomo el desayuno, porque casi siempre me despertaré tarde y mi economía no da para tanto.

Si alguien tiene alguna sugerencia, me quiere acompañar para ver que no engaño a nadie o incluso si me quiere grabar para incluir los videos demostrativos en este blog, bienvenido sea. Para eso teneis los comentarios y mi mail.

Espero salir vivo de esto. No me falleis, habrá actualizaciones a diario. La boca se me hace agua sólo con pensar en lo que se me viene encima. Mañana empieza todo. Empieza la semana McDonald´s. Empieza... MARIO SIZE ME.